No podían faltar las fotos de este castillo medieval situado en el Líbano, entre Deir al Qamar Y Beiteddine. Torres, murallas, fosos...

A priori, se trata de una construcción real que data de la Edad Media en Europa. De hecho, es un imitación completamente improbable que fue construido en el siglo XX a instancias de un solo hombre.

Y detrás de este loco proyecto, una historia increíble y, sin embargo, verdadero de cabo a rabo. ¡Déjame que te lo cuente!

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En el origen de este loco proyecto, la historia de Moussa Abdel Karim Al-Maamari

La historia dice que Moussa Al-Maamari sintió pasión por los castillos medievales desde una edad temprana. Solía dibujar castillos durante sus lecciones en la escuela.

Una ocupación que no fue del agrado de su maestro, quien no dudó en castigarlo por ello.

“Y ahora tomen una hoja de papel y dibujen un pájaro”, dijo el maestro a sus jóvenes alumnos.

(…)

“Yo no te pedí que dibujaras el castillo de tu padre…” dijo la maestra en tono burlón…

Esta frase no es baladí. Moussa, era de una familia muy pobre, y la referencia a "el castillo de su padre" es una burla a sus orígenes humildes.

Recibirá palillos en sus frágiles hombros, y peor aún, fue despedido por la compañera de clase de la que estaba enamorado, ella "que solo quería casarse con un hombre cuyo padre era dueño de un castillo", en un guiño a las muchas burlas de las que fue víctima.

A Moussa le bastó para iniciar su sueño de infancia. Luego dedicó el resto de su vida a construir solo., sin medios económicos, y sin más ayuda que la de su familia, un verdadero castillo medieval.

La construcción del Castillo de Moussa

Compró un terreno con sus modestos ingresos -su padre era soldado del ejército francés- a partir de 1951, luego colocó la primera piedra, de lo que sería una construcción de 6.500 piedras, en 1962.

Dotado de pocos medios, se cargó, uno por uno, y sobre su espalda, las piedras que hoy componen el edificio.

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Este proyecto completamente loco ocupó 60 años de su vida, y termina realizando su sueño.

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Si el resultado provoca el escepticismo de muchos viajeros y observadores, el Château de Moussa representa para otros una especie de metáfora del coraje, la perseverancia y el mérito del trabajo duro.

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Así, muchas personas aconsejan a los turistas y libaneses que no vayan a ver este castillo, considerado "poco interesante" y "kitch".

Pero otros alaban la fantasía, la fuerza y la paciencia de un hombre contra todos., que hizo lo que le plació para perseguir su sueño de la infancia, cualquiera que fuera.

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No encontrarás nada necesariamente emocionante dentro de este castillo. Pero lo más importante es lo que traduce. Presuntamente, Moussa quería construir una atracción turística pero no tenía ni los medios financieros ni los contactos para hacerlo.

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Por último, es más una creencia de un solo hombre que la destreza técnica que inspira respeto.

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El Castillo de Moussa es también una especie de alegoría de los libaneses, que a veces pueden gastar esfuerzos inconmensurables para lograr sus sueños, aunque improbable.

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Esta compilación es un error de la historia. Una aberración arquitectónica. Pero es este absurdo lo que lo convierte en su identidad y su interés.

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En el castillo se pueden admirar escenas de la vida tradicional libanesa, estatuas rudimentarias que representan auténticas tradiciones populares, un belén gigante y una armería. Vemos a una mujer moliendo trigo, un hombre cosiendo ropa y otro montando un burro.

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Incluso puedes ver una maqueta del salón de clases de Moussa Al-Maamari, donde se sentó con las estatuas del maestro que lo golpeó y los alumnos que se rieron de él mientras dibujaba una maqueta del castillo de sus sueños. .

El castillo ofrece café libanés, y los niños pueden dar un paseo en burro. Una tienda de souvenirs cierra la visita.

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El mayor deseo de Moussa hubiera sido que una película de Hollywood retratara su atípica historia. Tal vez algún día suceda.

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Mientras tanto, pudo consolarse con los premios que recibió por su trabajo. Así fue nombrado Caballero de la Orden Nacional de los Cedros y miembro de la Orden Patriarcal de la Santa Cruz de Jerusalén.

Moussa Al-Maamari murió el 31 de enero de 2018.