Dominada por una ciudadela cruzada y abierta a su puerto, Saida (o Sidón) es una de las ciudades más prestigiosas de la costa sur del Líbano. Una ciudad cargada de historia, de orígenes poco conocidos, pero que encanta por sus pequeñas calles y zocos que se mantienen en su estado original. Saida es uno de los sitios turísticos más bellos del Líbano y vale la pena visitarlo.
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Para una estancia exitosa en el Líbano, es imprescindible un pequeño viaje a la misteriosa ciudad de Saida (o Sidón). Situada a 48 km al sur de Beirut, Saida es una ciudad costera muy antigua también conocida como la “capital del sur del Líbano”. Ciudad emblemática de la antigua Fenicia de la que tiene su origen, Saida nació al mismo tiempo que Jbeil-Byblos y Tiro. En su historia, guarda esencialmente huellas del paso del Imperio Babilónico y Romano.
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Saida es un paso obligado para sumergirse de lleno en el auténtico Líbano. Esta ciudad constituye un verdadero cruce histórico y comercial para todo el país. A través de su patrimonio y sus zocos, la ciudadela consigue poner en valor sus bienes más bellos.
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Primera parada durante una estancia en Saida, el castillo marino construido por los cruzados en el siglo XIII. Conectada con el puerto de la ciudad por un puente de piedra, la fortaleza es visible desde la estación de autobuses. Ofrece un magnífico paisaje que se puede observar fácilmente mientras se camina por la cornisa. Una vez en el castillo, las ruinas se prestan a un auténtico paseo hasta la gran sala principal de la torre. Desde lo alto del tejado de la torre medieval se tiene acceso a una vista panorámica de toda la costa.
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Justo enfrente del castillo, la calle al-Moutran conduce a los famosos zocos tradicionales de Saida. Entre zocos de tapices y adornos típicamente libaneses, las arcadas del casco antiguo cobran vida con una atmósfera especialmente alegre.
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Más adelante, el zoco del mueble ofrece un paisaje único donde se mezclan niños y viejos artesanos trabajando la madera en calles estrechas. Estos pequeños talleres de carpintería reciben a los visitantes con los brazos abiertos, quienes pueden observar de cerca espejos de colores y lámparas de barcos de madera de cedro.
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Desde la calle principal, un callejón conduce a la iglesia ortodoxa griega de San Nicolás. Verdadero vestigio patrimonial, este remanso de paz data del siglo VIII. Es el único lugar donde la ciudad de Saida ha podido mantenerse alejada del increíble ruido de los zocos. Más tranquilo y apacible, el ambiente se compone de numerosas tentaciones gustativas. El lugar ideal para degustar la repostería local (nammouras, bolitas de fruta confitada o pasteles de almendras).
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Debajo del zoco se encuentra el Museo del Jabón. Como su nombre indica, este lugar te invita a descubrir la historia del jabón, desde su fabricación hasta su uso diario. Instalado en el siglo XIX, el museo del jabón permite descubrir todas las variedades posibles de “saboun”: redondo, cuadrado, perfumado o coloreado.
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